miércoles, 25 de noviembre de 2009
DISCURSO DEL SUBCOMANDANTE MARCOS EN PAPATLA
Estamos pidiendo que se levanten: Marcos
Lo que queremos, los que estamos en la otra campaña, es hacer otra política. No que venga alguien a decirnos qué hacer, sino aprender a escucharnos entre nosotros, escuchar las propuestas, discutirlas, o sea, respetarnos a nosotros mismos. Este espacio que estamos construyendo de “la otra campaña”, es el espacio del oído y de la palabra, por eso, un grupo de compañeros y compañeras de aquí de Papantla -no vienen de otro lado-, tienen algunas propuestas que hay que escuchar, así como queremos escucharlos también a ustedes. Al final de eso, dicha la palabra de todos, les traemos nosotros un mensaje desde las montañas del sureste mexicano. Les estamos pidiendo que en su corazón abran el oído al otro, porque si no, si nos cerramos el oído al otro, entonces no vamos a poder reclamar al de allá arriba que no nos escuche; entonces, por favor les pedimos que junto con nosotros, escuchemos lo que nos quieren decir estos compañeros. Gracias.
No traemos un mensaje para cualquiera, sino estamos buscando a un hombre, a una mujer, un joven, un niño, un anciano, que entienda lo que vamos a decir. Y la pregunta que estamos haciendo todos, es que de qué se trata esto; y nosotros estamos respondiendo con otra pregunta que es ¿hasta cuándo vamos a aguantar? Porque lo vemos, como niños, como estudiantes, como maestros, como profesionistas, como indígenas, como mujeres, como gente de la calle o del campo, lo vemos que las cosas cada vez están peor, y además, ahora tenemos que soportar la burla de los políticos, que quieren engañarnos y decirnos que ahora sí van a cambiar; nos están insultando como si fuéramos tontos, y nos echan encima sus campañas electorales, que no son para una gente que pueda pensar. Esas campañas electorales son un insulto a la inteligencia y una falta de respeto a los mexicanos y a las mexicanas. Y venimos a preguntarles hasta cuándo vamos a aguantar esto; si dentro de tres años lo vamos a repetir, y dentro de seis años otra vez, y mientras tanto vemos cada quien cómo las cosas van peor; cómo los funcionarios son corruptos, y nos extorsionan; cómo la policía sólo sirve al poderoso; cómo en la cárcel están los que luchan y los que no tienen nada, mientras andan libres y además con cargos públicos y ganando dinero los criminales, los ladrones, los que están despojando todo lo que tenemos.
¿Hasta cuándo vamos a aguantar esto? Hasta cuándo vamos a aguantar como jóvenes, que nos persigan por el hecho de ser jóvenes; que critiquen nuestra cultura, nuestra forma de ser, nuestra forma de vestir; hasta cuándo vamos a aguantar que ser joven sea un delito que hay que perseguir, porque inmediatamente cuando hay un problema y hay un grupo de jóvenes cerca, ellos son los primeros sospechosos y son detenidos, y luego extorsionados para dejarlos libres. Hasta cuando vamos a aguantar que trabajar sea un delito: si alguien con muchos trabajos puede poner un puesto ambulante, una artesanía o conseguir trabajo, inmediatamente lleguen los funcionarios y lo extorsionen, y le quiten lo poco que tenga o lo lleven a la cárcel, acusado de vagancia; si sabemos bien -porque los sabemos bien, pero lo callamos- que aquí los únicos vagos, haraganes y holgazanes, son los que están en los gobiernos, los que están dirigiendo las grandes empresas. ¿Cómo vamos a seguir así, en un país que premia el delito y el crimen, y castiga el trabajo honrado y honesto?
¿Por qué piensan ellos que nosotros -tú, yo, nosotros, no me refiero sólo a los zapatistas, a los que estamos aquí reunidos-... qué les hace pensar que vamos a seguir esperando que este país se esté convirtiendo en una vergüenza a nivel mundial? Y que ser veracruzano o ser mexicano sea una pena que tengamos que ocultar más adelante, si hasta antes de ellos era un orgullo ser papantleco, era un orgullo ser veracruzano, y era y es todavía un orgullo ser mexicano. ¿Cómo podemos seguir esperando, sin hacer nada, que el señor Vicente Fox se presente como el presidente de México? ¡Quién puede pensar de nosotros bien como mexicanos si tenemos a ese idiota como presidente! Quién puede pensar todavía, que este pueblo que asombró al mundo en la guerra de independencia, cuando desafió al imperio español, cuando más grande era; que se enfrentó al ejército norteamericano en la guerra del 47 cuando más poderoso era; que rechazó la invasión francesa, y que cada día y cada momento está resistiendo... Y no les estoy contando nada nuevo, porque si algo tienen que contar los veracruzanos es historia de heroísmo y de entrega en la historia de nuestro país.
Hasta cuándo vamos a permitir eso, mientras los hijos de Martha Sahagún se están enriqueciendo solamente porque son sus hijos. ¿Vamos a esperar a ver si podemos cambiar nuestra acta de nacimiento y aparezca Sahagún Bribiesca, o Fox en nuestro nombre, para tener derecho a la riqueza que nosotros generamos? No podemos, decimos nosotros, seguir así. Y nosotros venimos a preguntarles si vamos a aguantar eso otra vez, otros seis años; si vamos a aguantar que el PRI, que nos sostuvo en la ignominia y en la miseria durante más de 70 años, vuelva al poder otra vez; a lo mejor, con el emblema tricolor del PRI, o a lo mejor con el emblema amarillo y negro del PRD. Porque sabemos que está cambiando de un lado para otro; que los políticos que antes eran PRI, luego se hicieron PAN, y luego se hicieron PRD; y vemos en los mismos, ladrones y criminales cubriéndose entre ellos. ¿Quién de los candidatos a la presidencia de la república ha ofrecido castigo para los que roban? Ninguno, se están cubriendo entre ellos. Con qué cara vamos a dar nosotros a nuestros hijos, a nuestros nietos -para la persona que ya tiene más edad-, que podemos heredarle un país en el que eso está pasando y no estemos haciendo nada.
Tenemos que elegir, compañeros y compañeras. Éste es el año del 2006, el año de las elecciones, y no se trata de elegir allá arriba quién se va a burlar de nosotros, quién nos va a estar faltando el respeto cada día, por radio, por televisión, por las revistas, por el periódico, en las calles, porque esa campaña electoral es una falta de respeto a cualquiera de los que estamos aquí y a muchos que no estamos aquí. ¿Eso, cuánto más lo vamos a aguantar? Nosotros, los que estamos en la otra campaña, hemos dicho ya no más. Y no estamos diciendo aquí de alzarse en armas, ni de taparse la cara, ni de irse para otro lado. Se trata de que cada quien en su lugar. Con esa rabia y con esa indignación que los hace congregarse hoy; pero que los hace cada día rebelarse y luchar por cosas tan elementales como que su trabajo no sea un delito, como que su trabajo tenga un fruto. Y lo sabemos bien, que los salarios están muy bajos y hay que pagar la luz, el teléfono, el agua, el predial, y todo lo que estamos ganando se lo están robando; y todavía llega un funcionario, un policía, y se lleva otra tajada. Y vemos cada día en nuestras casas, que las cosas van peor, y sin embargo vemos que los ricos cada vez gastan más, parecen que no tienen llenadero, y vuelven a querer más, y más. Si hasta ahora podíamos pensar que ellos se conformaban con la corrupción que tienen, y con la riqueza que ya tienen, y que nosotros podíamos irla llevando poco a poco, estamos equivocados. Ellos y ellas, los que están allá arriba, quieren todo, todo: quieren nuestras casas, nuestras tiendas, nuestras tierras, nuestro trabajo, hasta convertir esto en un desierto, y que no haya más posibilidad para los niños que crecer y aprender un poco, e irse a otro país, abandonar sus raíces y ahí volver a empezar, a ver si allá las cosas cambian.
¿En qué momento, compañeros, ser lo que somos cada quien, ser joven, ser mujer, ser hombre, ser anciano, se convirtió en una vergüenza? Cómo podemos estar discutiendo, quién es el que va a despreciar ahora a las personas de la “tercera edad”, como les dicen, o como decimos nosotros, a “nuestros mayores”, como si estuviéramos discutiendo qué hacemos con el envase de un producto desechable. Porque durante toda su vida, trabajaron, y ahora los queremos hacer a un lado y despreciar o usar para dar una limosna; y para que la señora Martha Sahagún se tome la foto diciendo que “Vamos México”. ¿Cuándo pasó esto?, porque antes no era así. Si preguntan a los mayores si esto fue así; si antes no hubo un tiempo en que las personas ancianas, los mayores, los de mayor edad... Y ahora son despreciados, perseguidos, hechos a un lado. Y esto tenemos que tenerlo claro, porque no importa la edad que tengamos: si somos niños, jóvenes, o adultos mayores, porque ese día va a llegar; ese día va a llegar después de toda una vida de estar luchando y trabajando. Va a llegar un día en que lleguemos a esa edad y preguntamos nosotros si es justo que el sistema y todo lo que nos están enseñando, nos vaya a despreciar ese día y a hacer a un lado como si fuéramos un estorbo para este país, que construimos, que levantamos e hicimos andar.
¿En qué momento se convirtió en un delito ser mujer?, que es perseguida y hostigada por los hombres, por las autoridades, hasta el grado de ser asesinada. Porque si se conoce mucho de los asesinatos de Ciudad Juárez, sabemos que las agresiones violentas a las mujeres, jóvenes o "mayores”, como decimos, no son nada más de un estado de la república ni de una ciudad, son cotidianas, y tiene que ver en todas partes. ¿En qué momento se convirtió la mujer en un objeto que uno puede lucir de un lado a otro? ¿En qué momento el símbolo de la mujer que se libera es Martha Sahagún o Elba Ester Gordillo, o Rosario Robles? ¡Como vamos a permitir que el símbolo de la mujer que lucha sea ése!, el de la mujer que se corrompe, que se vende, que hace todo por obtener el poder. Cualquier trabajadora sexual de la calle tiene mucho más dignidad que esa gente que está allá arriba, y a la que meten a la cárcel es a la sexoservidora; y la otra es la que se viste bien, con el dinero y los impuestos que producimos nosotros.
¿En qué momento se convirtió en delito ser campesino, o ser indígena? ¿En qué momento se convirtió esto en que los campesinos tienen que pagar permisos para trabajar la tierra? ¿En que momento la producción se convirtió en un medio para que se enriquecieran los coyotes y los funcionarios?, y comoquiera, aunque el producto es pagado muy barato a los campesinos, comoquiera llega caro a nuestras mesas. Así como está organizada la sociedad, eso es lo que está produciendo. ¿En qué momento el trabajo y los derechos por la lucha de los trabajadores se convirtió en un delito? Un delito exigir mejor salario, un delito exigir respeto a las condiciones de trabajo. ¿En qué momento pasó todo esto, compañeros? Porque si dejamos que siga ocurriendo no va haber nada que podamos levantar.
Estoy tratando de hablarles, no para que voten por nadie, porque nosotros no estamos buscando ningún cargo, y es más, lo tenemos prohibido. Los estamos invitando a que elijan si se meten a la cuestión que está pasando allá arriba, y cambiamos de nombre la persona de la que nos vamos a estar quejando los seis años, o empezamos a trabajar en otra cosa. Esta otra cosa es esta “otra campaña”, otra forma de hacer política. Necesitamos una organización y un movimiento que nos tome en cuenta a cada quien, sin importar su tamaño, su lengua, su color, ni que tome en cuenta el número que pueda acarrear a una votación o a una movilización, o a una manifestación como ésta. Que no importe si está mero aquí adelante o hasta allá atrás y con trabajo escucha. Tiene que haber un movimiento que tome en cuenta realmente a la gente humilde y sencilla. Nosotros queremos hacer eso, y nosotros, no sólo como zapatistas, sino como todas las organizaciones que estamos metidas acá, en esto. No estamos haciendo un movimiento armado; estamos haciendo un movimiento civil y pacífico, pero tan grande y tan profundo, que producto de él, y no de otra cosa que se decida arriba, este país va a cambiar. Querámoslo o no, los compañeros y compañeras que estamos en “la otra campaña”, somos ya un movimiento nacional, y en cada lugar en el que pasamos: Chiapas, Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco, Veracruz, cada vez hay más gente que dice, yo le entro, ya basta, no voy a soportar más esto que está pasando.
Lo que se está generando aquí es una gran rebelión nacional, y tenemos que elegir si vamos a ser los espectadores: los que más adelante vamos a escuchar los corridos, las poesías, las historias que se van a contar del movimiento que transformó este país; o vamos a ser parte de él, de ese movimiento, y a exigir que ese movimiento nos tome en cuenta, no importa nuestro tamaño. Porque hasta ahora en todas las organizaciones políticas, vale el que lleva más, sea en el bolsillo o que acarrea más gente, y aquí lo que queremos hacer nosotros, no tiene que ver con eso. Aquí, lo que queremos hacer nosotros, es que aunque sea una persona individual, que sólo se representa a sí misma, pero quiere hacer algo, él tiene un lugar con nosotros, y éste es su espacio. Éste es el espacio de los creadores artísticos; aquí no va a haber nadie que diga cómo debe ser la cultura, ni va a haber quien reciba mejores apoyos o becas, porque acá, compañeros y compañeras, no hay dinero; a veces no hay dinero ni para la gasolina para irnos a otro lugar. Acá lo único que hay es trabajo y sacrificio, el mismo que tienen cada día, pero ahora con un rumbo; no a ver qué va a pasar al otro día. No sólo para sobrevivir, sino para transformar el país como debe de ser: desde abajo y a la izquierda.
Eso es lo que estamos haciendo nosotros donde pasamos, diciéndoles la verdad. En doce años que llevamos de vida pública que ustedes nos conocen, nunca les hemos echado mentiras, y las veces que nos hemos equivocado, lo hemos reconocido en público. No estamos pidiendo que apoyen la lucha por los derechos y la cultura indígena, estamos pidiendo que se levanten, que se rebelen, que se organicen, que formen sus propias organizaciones; no que se metan a un partido político, ni que voten por nadie, sino que cada quien con su cada cual se una y exija sus derechos, en la colonia, en la casa, en el mercado, en el trabajo, en dondequiera, donde cada quien se está moviendo, en la escuela... y cada quien como es: como joven, como mujer, como adulto, como anciano... Y entonces podamos construir nosotros junto con ustedes, como compañeros, ese rompecabezas nuevo que va desde el río Bravo hasta el río Suchiate, y que ahora en este movimiento, incluye a los compañeros y compañeras que este sistema ha expulsado hacia los Estados Unidos, a los que logran cruzar para allá, y empiezan a trabajar para mandar dinero a sus familias acá, penando porque perdieron sus raíces y su historia.
Eso es la otra campaña, compañeros, hacer otro país, sin nada a cambio: sin puestos, sin gorras, sin despensas, sin camisetas promoviendo a un candidato o a un partido político. Lo que nosotros estamos tratando de hacer, es acabar con lo que está allá arriba, no sólo con los partidos políticos, también con esos ricachones que se están engordando con nosotros. Eso es lo que queremos hacer, y no podemos solos: no podemos ni como EZLN ni como la otra campaña; no podemos levantar en Veracruz, en Papantla, este movimiento si ustedes no le entran. Pero no vamos a obligar a nadie; lo que les estamos pidiendo es que cada quien lo piense en su corazón y decida si quiere hacer algo; no tiene nada que perder, porque en el momento que sienta que esto no va por el camino que ustedes están pensando, se puede salir.
Pero creemos realmente que vamos a hacer un camino nuevo y que ahí tienen un lugar, y por eso llegamos hasta acá, hasta Papantla, para que podamos juntos construir esto. Nosotros les pedimos que lo piensen en su casa, en su campo, en su negocio, en su escuela, en donde se reúnan, y piensen y vean todo lo que vimos ahorita. Díganme pues, entonces, o díganse a ustedes mismos si estoy echando mentiras o es la verdad. Digan si están de acuerdo en seguir soportando que un gobernante esté extorsionándonos; digan si están dispuestos a ver cómo ustedes trabajan y empobrecen y otro no trabaja y se enriquece; digan si están dispuestos a seguir que esos que están allá arriba sigan enlodando esa bandera del verde, el blanco y el rojo con un águila devorando una serpiente. Nosotros dijimos que no, nosotros como indígenas, y por eso traigo este pasamontañas cubriendo el rostro, no porque me guste taparlo, sino porque significa para nosotros el color que somos como indígenas, el color de la tierra.
Y además, la vergüenza de este país: que a la gente que anda con el rostro descubierto y que tiene nombre, nadie la mira y nadie la toma en cuenta; el absurdo de este país, que alguien se tenga que tapar la cara para que lo miren y lo escuchen; que alguien tenga que negar su nombre para que sea nombrado; que alguien tenga que renunciar a vivir para poder hacerlo. Nosotros los estamos invitando, compañeros y compañeras, a este movimiento radical de transformación. O sea que no nos vamos a detener en cambiar algunas cosas. Si cada quien se está preguntando de este lugar, si es su espacio, si es aquí donde debe estar, les pedimos que lean la Sexta Declaración; está escrita con lenguaje sencillo, que es como hablamos nosotros. Si le entiende, si siente que toca su corazón, no hay que hacer más que decir: yo le entro. Y entonces ponerse de acuerdo con otros, y empezar a hablar, a contar su historia, para que otros lo escuchen, y también en correspondencia escuchar la historia de otros.
Esta es la primera vuelta que damos, compañeros y compañeras. Vamos a regresar, otra vez a fin de este año, ahora para tardar más días y para escucharnos con ustedes. Y ya no vendremos solos. Por eso decimos que soy el “delegado zero”, porque vendrán después de mi otros delegados: el uno, el dos, el tres, el cuatro, así hasta que cubramos todo el territorio nacional; y van a estar aquí compañeros y compañeras que son nuestros mandos: los comandantes y comandantas, que es gente sencilla y humilde de por sí como cualquiera que esté aquí. Eso es lo que queremos hacer, escucharlos y sacar el apunte de sus luchas, y empezar a hacer un programa de lucha nacional, no nada más en Papantla, no nada más en el norte de Veracruz, no nada más en el estado de Veracruz, o en las huastecas, lo queremos hacer a nivel nacional y en todo el país.
Compañeros y compañeras, queremos agradecerles esta recepción. No pensamos que tanta gente se pueda acercar, sobre todo por las tonterías que se están diciendo en los periódicos, en la radio y en la televisión. Nosotros venimos a hablarles con el corazón, y esperamos que nos escuchen con el corazón. Si llega en su cabeza que algo hay que hacer, aquí es el lugar; si llega en su cabeza que no, igual los respetamos. Si quieren votar por uno u otro el 2 de julio, adelante, no es ningún problema; lo que ya sabemos es lo que va a pasar después, el día 3 de julio: toda esa basura que nos están echando encima se va a hacer realidad, se va a hacer realidad en nuestras mesas, en nuestras casas y en nuestro futuro. Gracias, Papantla, buenas noches.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Que bien que hayas podido postear el discurso del subComandante Marcos.
Publicar un comentario